Situémonos.
Finales de los años ochenta. Sevilla se preparaba para convertirse en
escaparate mundial con la Expo del 92. El título de la obra hace referencia a
una brigada especial de la policía creada para limpiar los bajos fondos
sevillanos, sobre todo en lo referido al tráfico de drogas. Formado por cuatro
miembros, el Grupo 7 persigue a traficantes y yonkis sin piedad, sin
escrúpulos, utilizando todos los medios posibles que les permitan lanzar sus
carreras y conseguir, mediante la corrupción, llenarse los bolsillos. Intimidación,
tortura y tráfico encubierto que cuentan con el beneplácito de sus superiores
siempre que la basura no les salpique y la prensa no se haga eco de sus ardides.
En
este contexto, el director, Alberto Rodríguez, consigue plasmar con gran
precisión el rasgo que caracteriza a este género: la ambigua línea entre el
bien y el mal. Típicos héroes y clásicos villanos intercambian en ocasiones sus
roles y te hacen dudar de quién es quién.
Entre
los puntos fuertes de la película está su magnífica ambientación, convincente y
auténtica, localizaciones perfectas para la verosimilitud de la historia.
También destaca el ritmo vertiginoso compensado con una narración equilibrada
que te mantiene alerta en todo momento. Los diálogos son coherentes (al menos
los que se entienden ya que hay veces que no vendrían mal unos subtítulos) y se
aprecia un gusto exquisito por los destalles que se refleja en la más pequeña
de las frases de cualquiera de los figurantes. Además, contiene algunas
secuencias en las que no puedes evitar esbozar alguna que otra sonrisa, cosa
que se agradece entre tanto sufrimiento.
La
credibilidad del relato se sostiene en el gran trabajo actoral encabezado por
un muy merecidamente nominado al Goya, Antonio de la Torre. Incluso Mario Casas
logra quitarse la etiqueta de “chico guapo” y representar un papel más maduro, aunque
le sigue faltando algo de naturalidad, expresividad, frescura, y sus
actuaciones siempre quedan un poco forzadas. Dignas de mención son también las
interpretaciones de dos de los secundarios: Julián Villagrán como el yonki
chivato (para mí el mejor personaje de la película) y Estefanía de los Santos
como la prostituta confidente, ambos con posibilidades de llevarse el Goya el
próximo domingo.
Sin
embargo, en los rasgos de los personajes que casi bordan sus intérpretes se
encuentran también los puntos débiles del filme ya que están plagados de
tópicos y de cosas que ya hemos visto antes dentro de este género: polis duros
con algún conflicto interior, periodistas ávidos de información, chivatos que
juegan a dos bandas o yonkis sin voluntad.
En
definitiva, no es una película que te dejará un buen sabor de boca (no por cómo
está hecha, sino por lo que cuenta), probablemente tampoco sea una de esas
historias que recordarás siempre, pero sí te mostrará una imagen realista del cinismo
social de la época, un cinismo perfectamente aplicable a nuestros días.
Por
cierto, alusión especial a la última escena de la película. Es impresionante
como un final tan simple, puede significar tanto.
NOTA: 6
LA frase
- ¿Me quieren explicar qué hago con ustedes?- Haga lo que siempre ha hecho, mirar hacia otro lado…
La escena
“¡Salid ahora y mirad! ¡Somos el Grupo 7 y aquí no vende ni Dios!”
Lo mejor
La secuencia de la
humillación pública de los policías
Lo peor
Algunos detalles
surrealistas que intentan explicar las motivaciones de los personajes
principales
FICHA TÉCNICA
- TÍTULO: Grupo 7
- PAÍS: España
- AÑO: 2012
- DURACIÓN: 95 minutos
- GÉNERO: Acción, drama, policíaco, thriller
- DIRECTOR: Alberto Rodríguez
- REPARTO: Antonio de la Torre, Mario Casas, Joaquín Núñez, Inma Cuesta, José Manuel Poga, Estafanía de los Santos, Julián Villagrán, Alfonso Sánchez, Carlos Olalla, Lucía Guerrero.
- GUIÓN: Rafael Cobos
- MÚSICA: Julio de la Rosa
- FOTOGRAFÍA: Álex Catalán
- PRODUCCIÓN: Atípica Films, La Zanfoña, TVE y Canal Sur
- DISTRIBUCIÓN: Warner Bros. Pictures International España
- PREMIOS: Premios Goya (16 nominaciones)
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