20 de febrero de 2013

Entre Goyas y diretes

Preparativos premios Goya
Imagen: M. Martín Vicente en Flickr (CC)

El Centro de Congresos Príncipe Felipe de Madrid se vistió de glamour para acoger la XXVII edición de los Premios Goya. Nominados y no nominados desfilaron orgullosos por la alfombra roja, posaron para los fotógrafos y atendieron cortésmente a los medios de comunicación. Y es que nadie quiso perderse la oportunidad de lucir palmito en un evento tan importante como este, ni siquiera la bióloga Ana Obregón que posó como una auténtica estrella de Hollywood mientras los allí presentes y el público en sus casas se preguntaban qué pintaba esa mujer ahí.

Eva Hache volvió a ejercer de maestra de ceremonias de una gala que a pesar de durar casi tres horas se hizo amena y entretenida. La cómica estuvo de sobresaliente, con comentarios críticos, ácidos e ingeniosos sobre la actualidad social y cinematográfica que dedicó a algunos de los allí presentes. El Ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, fue el primer encañonado por la presentadora. “Buenas noches ministro, ¿qué tal la familia? No es una amenaza. Le voy a decir solo una cosa: felicidades. ¿No se lo esperaba? Se lo dicen poco últimamente, no me extraña”. Con estas palabras saludó la presentadora a Wert que aguantó el tipo con una risita forzada mientras probablemente se acordaba de toda la familia de Eva Hache, y no precisamente para bien. Después, el ministro desapareció misteriosamente de la pantalla y ninguna cámara volvió a enfocarlo a lo largo de la noche. La mayoría de las “víctimas” se tomaron bien los chascarrillos de la humorista, otros digirieron peor las bromas. De este modo, el comentario “Para una vez que está justificado que Mario Casas se quite la camiseta, se la dejas puesta” dirigido al director de Grupo 7, Alberto Rodríguez, no hizo ninguna gracia al joven actor que mascaba chicle cual burra en establo.

Así pues, podría decirse que la gala fue agradable de ver gracias, principalmente, al buen hacer de la presentadora y al gag inesperado que protagonizaron Ernesto Sevilla, Joaquín Reyes y Julián López, los Chanantes. Los números musicales, por su parte, fueron lo más flojo de la noche, rozando la cutrez.



Como era de prever, la Blancanieves de Pablo Berger se convirtió en la gran triunfadora de esta edición con diez Goyas, lo que la convierte en la tercera película más premiada de la historia de estos galardones. Lo Imposible, la otra gran favorita, se anotó un total de cinco premios, entre ellos el de Mejor Director. J.A. Bayona entregó su “cabezón” a María Belón, protagonista real de la historia que narra la película. Por cierto, como dato apuntar que el director sufrió una rotura fibrilar al bajar del escenario y tuvo que ser trasladado al hospital después de la gala. Por último, el pódium de campeones lo cerró Las Aventuras de Tadeo Jones que se llevó a casa tres cabezas de Francisco de Goya

Reivindicaciones
Mucho se especuló durante los días previos sobre si la gala se convertiría en una correlación de discursos reivindicativos. Pues sí, hubo reivindicaciones, como era de esperar. La más clara y concisa fue Candela Peña. La ganadora del Goya a Mejor Actriz de reparto por Una pistola en cada mano salió a disparar y no titubeó al afirmar de forma contundente: "En este tiempo he visto morir a mi padre en un hospital público donde no había mantas para taparle ni agua para beber y se la teníamos que llevar nosotros. Ha nacido un hijo de mis entrañas y no sé qué educación pública la espera. He visto gente sin trabajo que se mata por no tener casas. Os pido trabajo. Tengo un niño que alimentar".

Maribel Verdú (Goya a Mejor Actriz), por su parte, también decidió insertar en su discurso unas palabras hacia nuestro sistema actual, un “sistema quebrado y obsoleto en el que se roba a los pobres para dar de comer a los ricos”, sentenció.


Los actores Raúl Arévalo, Carlos Areces y Javier Cámara optaron por lanzar un mensaje igualmente categórico pero más sutil y salieron al escenario con pegatinas de “no a los recortes”.

Otros, en cambio, eligieron simplemente la demagogia barata. Javier Bardem, que recogió su primer Goya como productor,  se acordó de la triste y lamentable situaciónque se vive en el Sahara, mientras el público se acordaba de cómo él decidió que su hijo naciera en la lujosa clínica Cedars Sinai  de Los Ángeles, donde cada noche cuesta 2.500 euros.

En último lugar, he leído que el discurso del presidente de la Academia, Enrique González Macho, fue el más reivindicativo. La verdad es que no lo sé. Lo siento, pero fui incapaz de prestar atención a los cinco eternos e infumables minutos que duró su perorata. Así que no puedo decir nada al respecto.

La anécdota
No hay gala en directo que se precie que no tenga su momento de “Ups”.  Adriana Ugarte y Carlos Santos fueron los encargados de anunciar el Goya a la Mejor Canción y la liaron parda con los sobres, al más puro estilo Bárcenas.  La actriz se equivocó y anunció como ganadora la canción de  Nens Salvatges y cuando sus compositores ya estaban extasiados celebrándolo, el mítico “povedilla” de Los Hombres de Paco dijo que no, que era un error, que la ganadora era Blancanieves.



Con todo, críticas, reivindicaciones, errores y demagogias, la gala de la XXVII edición de los Goya, a pesar de perder audiencia, se convierte en la cuarta más vista de la historia. Ahora sólo queda esperar qué pasará este año con la industria cinematográfica española y desear que el próximo podamos volver a disfrutar de los premios más importantes de nuestro cine.


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